Cierta noche Anita, una bellísima mujer de pelo largo y negro fue a un baile.
Su madre le recomendó que no saliese, pues había soñado algo terrible con ella. Pero la hija nunca la escuchaba y sin pensar ya se había puesto un vestido blanco muy elegante, para hacer suceso por la noche.
Cuando finalmente llegó al baile no venía ningún hombre a llamar Anita para bailar. Así pasó horas aburrida en su silla. Después comentó con una amiga:
! Estoy sin suerte, pues ni un diablo me llama para danzar hoy!
Entonces ella vio un rapaz muy guapo, alto, pelo rubio, ojos castaños y brazos fuertes. Se presentó como Carlos e invitó Anita a bailar.
Muy felices bailaron durante toda la noche.
Anita sentía un fuego en la espalda. Pensó que la pasión era un sentimiento que deja el cuerpo muy caliente.
Cuando volvió a su casa, lo primero que hizo fue mirarse en el espejo y dio un grito de horror, pues Carlos le había dejado la marca de su mano en su cuerpo.
Él era el propio diablo!!
miércoles, 21 de octubre de 2009
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¡Qué cuento interesante! Me gustó mucho. Creo que estoy hasta erizada. ¡El própio diablo! jejeje ¡Qué miedo!
ResponderEliminar¡Dios mío!¡Qué terrible!Pobrecita de esta chiquita, ¡Qué decepción!
ResponderEliminarescuché este cuento cuando niña.
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